Bueno. Bonito. Barato.


Acabo de rescatar este documental de diseño de Manuel Franco de mi archivo de favoritos, y ha removido algunas cosas dentro de mí:

  • Me molesta el concepto de «intrusismo» o del «primo con Photoshop» para designar a profesionales poco hábiles. Todos hemos empezado por ser intrusos en la profesión. Si no se empieza por algún lado, no se puede ir mejorando, hasta ser un profesional reconocido. Nadie nace sabido.
  • También me molesta el hecho de que se hable mal de herramientas que permiten que la gente de a pie diseñe sus propias webs. Es la democratización de las herramientas la que ha facilitado la expansión de internet y de la comunicación en general. Si un cliente necesita una plantilla y poco más, ¿por qué no dársela?
  • Sobre el tema de los concursos, para gente que empieza, están bien, pero una vez que aprendes a valorar tu tiempo y esfuerzo, sin duda los terminarás olvidando como fuente de dinero. Y los concursos que implican a ciudadanos, me parece una forma estupenda de descubrir talento. ¿Quién te dice que un panadero no se dedica a diseñar en su tiempo libre? ¿Tienes que tener un título o un estudio propio para poder diseñar? No lo creo. Otra cosa es que el resultado y su presentación sea todo lo óptimo que podría ser con un equipo profesional. ¿O no?
  • Cuando nos quejamos de que los clientes infravaloran el trabajo realizado, y que hay que educarlos. De hecho, aún tenemos que hacerlo con algunos clientes, y es una forma estupenda de tener en tu mente el valor de tu trabajo. Es evidente de que si educas al cliente, éste aprenderá a diferenciar las calidades. Y además, existe «el primo del photoshop» que cobra poco y te está haciendo la competencia, así que debes saber venderte. Sí o sí.
  • Con respecto de la polémica de los títulos universitarios en diseño, no se dice toda la verdad. No es que dejen de existir, sino que los grados que ofrecen las universidades no son la misma cosa que los títulos que ofrecen las Escuelas Superiores. Ni en temario, ni en metodología, ni en requisitos del profesorado, ni en requisitos para el alumno… Está muy bien que existan ambas cosas, pero sabiendo en dónde te metes y cuáles son las diferencias. Ambas te capacitan profesionalmente, pero una te da un papelito que te permite hacer carrera académica y opositar, poco más. Dicho lo cual, la mayoría de diseñadores que conozco y admiro, no tienen ni grado ni título superior en diseño, sino que fueron «primos de photoshop» que evolucionaron.
  • Estoy muy de acuerdo con que el sector se empieza a saturar de profesionales (y «primos de photoshop»), así que hay que estar atentos a la diversificación, al posicionamiento y a la evolución personal de cada uno. A los profesionales nos pasa como a las empresas: como te quedes quieto, estás muerto.

No me creo que nuestra profesión sea «un grupo social deleznable», ni que la sociedad no nos valore, ni que haya que irse al extranjero para trabajar, estudiar o diseñar (aunque ayuda mucho a abrir la mente). En general, el discurso huele a miedo y a victimismo, cuando la realidad demuestra que el diseño aporta un valor esencial al producto o servicio. Y el buen diseño no es BBB.

Diagrama de Venn de realidades del diseño